Art Statement

 Mi obra es un puente de entrada a la memoria. A las formas armoniosas de habitar la Tierra. Memoria que vive en las plantas de poder, en las montañas, selvas, sabanas y mares; y en los campesinos, indígenas, raizales, mujeres y hombres de sabiduría que persisten en la salvaguarda de sus tradiciones y con estas de los territorios que habitan.

En mi trabajo primero siempre está la búsqueda y el aprendizaje. Al inicio procuro recorrer territorios, reconocer y recordar junto a los abuelos, sabedores y seres que lo habitan. Así se empieza a activar la memoria y es en este momento donde recibo instrucciones: tareas, conceptos para abordar, imágenes concretas que recrear, acciones y ritos para hacer.

Después viene la elaboración de las obras, este es el tejido del puente. Mi trabajo es una inmersión, un tiempo de concentración y ofrenda. Mis imágenes están infundidas de espíritu; este es un proceso que he desarrollado con la guía y apoyo de las plantas sagradas: el tabaco, el yagé y la coca. La incorporación de sus materialidades y su mestizaje con la trementina y el óleo, el cuarzo y la tierra, el carbón y el papel, son las que me permiten ligar las pinturas, los dibujos y las cerámicas al espíritu particular de las personas, entidades, plantas y territorios que retrato.

El tejido culmina sólo cuando la obra llega al otro. A veces la acción ritual es la llave que conecta los universos particulares que he recreado en cada imagen. Es con el movimiento, el soplo, el canto, el toque del tambor o la ocarina, el sahumerio y la palabra, que las imágenes recreadas se unen para alcanzar un propósito más grande: pagar, armonizar o sanar. A veces solo su presencia basta y solo queda el encuentro.